Nuestra vida es propensa en su mayoría a caer presa de la monotonía, dando todo por entendido y hecho hasta que las cosas suceden y vienen los lamentos, mencionando que ojalá pudiera haber hecho o haber dicho para evitar ese cambio. ¿Cuantas veces y a cuantas personas nos han pasado estas cosas? No es de extrañar cuando incluso hay un dicho que dice: No se echa de menos lo que tienes hasta que lo pierdes.
Tal vez sean motivo de muchas lagrimas el no haber acabado tal y como uno espera, cuando perdemos a alguien ya sea sentimentalmente o físicamente a través de una defunción, acompañado de la perdida lógica que nos supone ese cambio. Sin embargo la gente tras años y años no nos decidimos a dar ese paso, a estar seguros que si hoy acabase todo seria la vida mas perfecta que jamas alguien pueda tener.
Esta reflexión viene a partir de una pesadilla procedente de una persona anónima, la cual me ha comentado su lamento al vivir esta experiencia. Una experiencia que al recordar por la mañana se habrá sentido perdida y hasta confundida al pensar si verdaderamente hubiera pasado eso y que tal vez nunca hubiera podido hacer nada para sostener o acabar de una manera perfecta, sin que el dolor este ahí presente. Hoy esto le sirvió para darse cuenta del valor que tiene para esa persona su vida y que no quiere aceptar que suceda eso, manteniendo y cuidando con detalle cada momento.
Sin embargo, no escribo hoy por este pequeño relato, ni tampoco quiero contar ninguna experiencia mía, sino querer recalcar que tal vez este mundo tan basto y tan incongruente necesite el recuerdo de lo importante que es para ti, ya que no esta de mas manifestarlo cada día, sean las veces que sean, lo importante que es para tu día a día y el porque lo es.
Ya sea en modo de reflexión o incluso llegando a gritarlo por la calle pues los vientos son cuatro y al menos por mi parte, haré lo posible para que me oigan, como si he de nombrarlo una vez por viento que hay.
Al igual que ese tazón en la mañana que tu cuerpo pide, o incluso esa sensación perdida por muchos, cuando hacia un buen día con el sol delante tuya, una brisa agradable y un montón de oportunidades y cosas que hacer durante esa tarde de infancia con tus amigos. Esa necesidad de respirar tras estar tiempo indefinido bajo una capa liquida.
¿Por qué hemos de castigar al cuerpo, o encerrarnos en nuestra habitación o simplemente ahogarnos y no luchar ni mantener nuestras necesidades? ¿Por qué no manifestamos los recuerdos y la importancia de nuestras cosas al mundo? ¿Vergüenza? ¿Qué importa si el mundo no quiere ser receptor de tus palabras si tu conciencia se tranquiliza al decir lo valioso que es para ti? Sin embargo, esto tan abstracto, no interesa...
No te vayas sin saber mis ultimas palabras dedicadas
pues será el ultimo recuerdo que tengas hacia mi.
Guárdalas y que sean de referencia a sabiendas
de que a partir de hoy, vas a sobrevivir sin mi.
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